Lectura 5:00 min
El BCE recorta su tasa de interés por octava vez ante los riesgos de una guerra comercial
El BCE recortó este jueves su tasa de interés por octava vez en un año, reconociendo que la inflación estaba bajo control y volviéndose más pesimista sobre las perspectivas de la zona euro ante los riesgos de una guerra comercial con Estados Unidos.

El Banco Central Europeo (BCE) recortó su tasa de interés este jueves, tal y como esperaba el mercado, y mantuvo todas las opciones sobre la mesa para sus próximas reuniones, incluso a medida que aumentan los argumentos a favor de una pausa estival en su ciclo de flexibilización de un año de duración.
Desde junio pasado, el BCE ha reducido ocho veces, o dos puntos porcentuales, el coste de los préstamos, con el fin de apuntalar una economía de la zona euro que estaba en dificultades, incluso antes de que las erráticas políticas económicas y comerciales de Estados Unidos le asestaran nuevos golpes.
Te puede interesar
Ahora que la inflación está en línea con su objetivo del 2% y que el recorte está bien anunciado, la atención se ha centrado en el mensaje del BCE sobre el camino a seguir, sobre todo teniendo en cuenta que, con un 2%, los tipos se sitúan ahora en el rango "neutro", en el que ni estimulan ni frenan el crecimiento.
Sin embargo, el banco central de los 20 países que comparten el euro ofreció pocas pistas en su comunicado, aferrándose a su mantra de que las decisiones se tomarían reunión por reunión y en función de los datos que fueran llegando.
"El Consejo de Gobierno no se compromete de antemano a seguir una senda de tipos determinada", dijo el BCE.
"Las decisiones sobre los tipos de interés se basarán en su evaluación de las perspectivas de inflación a la luz de los datos económicos y financieros entrantes, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria".
La conferencia de prensa de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, podría ofrecer más pistas sobre los próximos meses, en los que se espera que el ciclo de relajación más agresivo del banco desde la crisis financiera mundial de 2008/2009 comience a reducirse.
Los inversores ya están valorando una pausa en julio y algunos dirigentes monetarios conservadores han abogado por una pausa para dar al BCE la oportunidad de volver a evaluar cómo la incertidumbre excepcional y la agitación en la política económica, tanto local como en el extranjero, cambiarán las perspectivas.
Mientras que Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y principal partidaria de un endurecimiento monetario, ha hecho llamamientos explícitos a favor de una pausa, otros se han mostrado más cautos y es probable que Lagarde se ciña a un lenguaje que deje abiertas las opciones del BCE, ya que las perspectivas son propensas a cambios repentinos.
Los argumentos a favor de una pausa en la baja de tasas se basan en la premisa de que las perspectivas a corto y medio plazo del bloque monetario son muy distintas y pueden requerir respuestas políticas diferentes.
La inflación podría caer a corto plazo, posiblemente incluso por debajo del objetivo del BCE, pero el aumento del gasto público y el incremento de las barreras comerciales podrían aumentar la presión sobre los precios más adelante. La complicación añadida es que la política monetaria repercute en la economía con un desfase de 12 a 18 meses, por lo que el apoyo aprobado ahora podría estar prestando ayuda a un bloque que ya no la necesita.
Sin embargo, los inversores siguen pronosticando al menos un recorte de tipos más este año y contemplan una pequeña posibilidad de otro movimiento más adelante, especialmente si se intensifica la guerra comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Perspectivas divergentes
Reconociendo la debilidad a corto plazo, el BCE recortó su proyección de inflación para el 2026. Los aranceles de Trump ya están dañando la actividad y tendrán un impacto duradero incluso si se encuentra una resolución amistosa, dado el golpe a la confianza y la inversión. "
Una nueva escalada de las tensiones comerciales en los próximos meses haría que el crecimiento y la inflación se situaran por debajo de las proyecciones de referencia", dijo el BCE.
"Por el contrario, si las tensiones comerciales se resolvieran con un resultado benigno, el crecimiento y, en menor medida, la inflación serían superiores a las previsiones de referencia". Esta atonía del crecimiento, junto con unos costes energéticos más bajos y un euro fuerte, frenarán las presiones sobre los precios.
De hecho, la mayoría de los economistas creen que la inflación podría caer por debajo del objetivo del 2% fijado por el BCE el año próximo, lo que recordaría a la década anterior a la pandemia, cuando el crecimiento de los precios se situaba persistentemente por debajo del 2%, aunque las proyecciones indican que volverá a alcanzar el objetivo en 2027.
Más adelante, las perspectivas cambian significativamente. Es probable que la Unión Europea tome represalias contra cualquier arancel permanente de Estados Unidos, elevando el coste del comercio internacional. Mientras tanto, las empresas podrían deslocalizar parte de su actividad para evitar las barreras comerciales, pero es probable que los cambios en las cadenas de valor corporativas también aumenten los costes.
El aumento del gasto europeo en defensa, sobre todo por parte de Alemania, y el coste de la transición ecológica podrían aumentar la inflación, mientras que la reducción de la mano de obra debida al envejecimiento de la población mantendrá elevadas las presiones salariales.